
08 Abr 2021
Nueva publicación de la hoja de Monroy que nos trae, en su año 3, un especial de primavera con información sobre el patrimonio histórico, cultural y natural del pueblo y en el que aparece una publicación de José Rodríguez-Spiteri Palazuelo sobre el artista y su relación con el castillo del Monroy.
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Pablo Palazuelo y el castillo de Monroy
Mi tío Pablo llegó a Monroy a principios de los años setenta.
A través de un anuncio de periódico, donde salía publicada la venta de un castillo en ruinas, tinta negra sobre papel blanco. Su destino y obra quedarían vinculados para siempre a este paraje de Cáceres, rodeado de suaves colinas, bosques de alcornoques y mantos florales en primavera. El Parque Nacional de Monfragüe, el enclave histórico de Trujillo o, simplemente los lentos atardeceres con olor a naranjos, cautivaron la sensibilidad del artista.
Compró una casa aledaña a la muralla exterior del castillo, la arregló y convirtió en su hogar durante los siguientes quince años de su vida. Hasta tal punto, que si ahora entras por la puerta, notas su presencia, la persona que era. Su estética tranquila, sin pretensiones, austera y sin embargo acogedora. Libros en la biblioteca del salón, una chimenea, el pequeño jardín con una inmensa morera. Un espacio de pensamiento, concentración, pero también de reposo para una mente tan activa.
Junto con su hermano, Juan, arquitecto y restaurador del Parador Nacional de Almagro, entre otros, emprendieron un fascinante camino hasta convertir las ruinas de antaño en el castillo que es hoy. Con sus propios recursos. Conservamos, en la Fundación Pablo Palazuelo todos los planos que dibujaron, los estudios exhaustivos sobre la simbología de esta fortaleza amurallada del siglo XIII-XIV.
Cuándo “descubres” tanto talento, tanta energía y empeño, te quedas enamorado del proyecto personal de mis tíos. Llegaron a dibujar sin fin de bocetos de suelos, composiciones geométricas basadas en historia antigua, hasta disponemos de verdaderas obras de sensibilidad y estética absolutas que son los planos, tanto en planta como en alzado de “Los Jardines de Monroy”. Veinte, treinta posibilidades distintas, cada cual más única de la simbología del paraíso, esencia fundamental de los jardines históricos. Con estos ejemplos, quiero que el lector entienda el entusiasmo creativo que Pablo dejó en Monroy.
Así lo reflejan las series de óleos MONROY (YANTRA) y EL NÚMERO Y LAS AGUAS que fueron pintadas en el luminoso estudio del castillo, etéreo y de atmósfera grave. Cuadros que llegan a lo más profundo del significado de su obra, la transformación de las formas, la esencia del número cómo germen de la creación, la simetría dinámica. La obra de Palazuelo es vital, busca la vida, es vida. Comprendiendo la impresionante energía positiva que “es”, en la Fundación hemos decidido, si nos es posible y las circunstancias coyunturales de un futuro próximo lo permiten, continuar con ese fascinante camino que comenzó hace ya cincuenta años, trabajando en un proyecto que haría del castillo un centro de documentación y estudio de la obra de Palazuelo, así como del arte y de la arquitectura, trasladando sus archivos y su biblioteca personal que está en proceso de catalogación.
Autor: José Rodríguez-Spiteri Palazuelo.

